Por María Carpenter. Foto por EFE Reportaje del www.ellitoral.com
Con la aprobación histórica de la ley que autoriza el matrimonio homosexual en Argentina, el resto de Latinoamérica ha celebrado la difícil decisión de un reconocimiento legal a este colectivo que, en la mayor parte de este continente, se encuentra marginado.
La nueva ley defendida por el gobierno de Cristina Fernández, que causó un fuerte enfrentamiento con la Iglesia católica y otros sectores religiosos, terminó venciendo el pasado 16 de julio. Pero no sólo en este país, sino en toda América Latina, que se convirtió en una fiesta con los colores del arco iris al conocer la noticia.
Hasta el momento, sólo cuatro ciudades argentinas reconocían la unión civil entre parejas del mismo sexo, aunque desde diciembre se han celebrado nueve matrimonios homosexuales gracias a habilitaciones judiciales, aunque algunos fueron posteriormente anulados. El primer antecedente a la norma debatida en el Senado fue la Ley de Unión Civil de la ciudad de Buenos Aires, promulgada en 2002.
En México
Los matrimonios entre personas del mismo sexo son legales únicamente en el Distrito Federal, la capital de México, donde la ley entró en vigor el pasado 4 de marzo y además se aprobó la posibilidad de que estas parejas adopten. De acuerdo al Registro Civil de Ciudad de México, ya hay aprobadas más de medio centenar de solicitudes de matrimonios de parejas de homosexuales para las bodas previstas en los próximos meses.
Ciudad de México, al igual que el estado de Coahuila (norte del país), ya contaba con el reconocimiento de las uniones civiles mediante la Ley de Sociedades de Convivencia, que hasta ahora carecía de aval legal.
La aprobación de los matrimonios del mismo sexo en Ciudad de México generó una ola de rechazo de varios sectores conservadores del país, incluida la Iglesia católica y el Partido Acción Nacional (PAN), al que pertenece el presidente mexicano Felipe Calderón.
En países vecinos
Hacia la equiparación de garantías civiles entre heterosexuales y homosexuales caminan también Uruguay y Chile, país este último donde el Gobierno de Sebastián Piñera prepara un proyecto que daría cabida a todo tipo de parejas con el fin de regular asuntos patrimoniales, de sanidad y de pensiones.
Piñera incluyó la propuesta en sus promesas de campaña, cuando se comprometió a proteger todas las formas de familia, aunque matizó que la unión civil no equivaldría en ningún caso al matrimonio.
Por su parte, los homosexuales en Uruguay pueden registrarse como pareja ante las autoridades y adoptar niños, según una ley aprobada en el Senado en septiembre de 2009, pero no pueden casarse. Desde 2008, la ley uruguaya iguala los derechos y obligaciones del matrimonio a los de las parejas (heterosexuales u homosexuales) con más de cinco años de convivencia, incluyendo asistencia recíproca, sociedad de bienes, los derechos sucesorios, cobro de pensiones por fallecimiento y otras disposiciones relativas a la seguridad social.
A pesar de que la unión de los homosexuales no está permitida en Brasil donde, entre 1995 y 2001 han naufragado varias iniciativas legislativas que aspiraban a abordar el tema, la Justicia sí les ha reconocido derechos.
En una decisión que sentó jurisprudencia, el Superior Tribunal de Justicia permitió el pasado abril que una pareja de mujeres compartiera la custodia de dos niñas adoptadas por una de ellas.
Centroamérica y el Caribe
En la mayoría de los países de Centroamérica y el Caribe se concibe el matrimonio exclusivamente como la unión entre un hombre y una mujer y no existen iniciativas legales ni sociales para equiparar derechos entre homosexuales. Es el caso de República Dominicana, Panamá, Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Puerto Rico -donde fuentes del LGBT (Lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) señalaron a Efe que hay grupos conservadores que promueven que la Constitución restrinja el matrimonio al formado por hombre y mujer-, y los andinos Venezuela y Ecuador.
Sin embargo, el activista de la “Asociación Puerto Rico para Todos”, Pedro Julio Serrano, el líder gay más reconocido de la isla, señaló que “veo posible el reconocimiento de las parejas gays en los próximos años”. Serrano, que recordó que en Estados Unidos está reconocido el matrimonio entre personas del mismo sexo en cinco de sus Estados, indicó también que esta situación podría afectar de alguna forma a Puerto Rico, territorio bajo la jurisdicción de Washington.
Otras naciones, como Colombia, no reconocen el derecho al matrimonio pero sí ofrecen garantías civiles, como el cobro de la pensión de jubilación en caso de viudez.
En Perú, sin ninguna legislación específica, el asunto llega a la arena política por las propuestas del escritor Jaime Bayly y la iniciativa del contrato de patrimonio entre personas de mismo sexo, del congresista Carlos Bruce.
Este legislador se ha mostrado a favor de los matrimonios del mismo sexo, pero reconoció en febrero pasado que el debate no será posible en años “debido a la hipocresía, desinformación, prejuicios, fobias y gente profundamente religiosa que no lo aprobaría”.
Dos organizaciones homosexuales en Lima anunciaron que buscarán alianzas con líderes políticos que se presenten en los comicios generales del próximo año en este país para promover el matrimonio entre personas del mismo sexo, a raíz de la aprobación en Argentina de las bodas entre homosexuales.
El portavoz de la “Red Peruana de Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales” (TLGB), Jorge Apolaya, manifestó que “es necesario que exista una ley para aquellas personas que desean acceder como pareja a los beneficios de un seguro social, un crédito hipotecario, un seguro de vida, o la herencia”.
Proyecto en espera
Bolivia tampoco cuenta con una ley que permita las bodas gays. Sin embargo, la Fundación Libertad, que reúne al colectivo LGBT, informó que se prepara un proyecto de Ley del Concubinato que será entregado antes de fin de año, primero al Ministerio de Justicia y después al Congreso.
También activistas homosexuales y un grupo de diputados impulsan en Costa Rica un proyecto de ley llamado Sociedades de Convivencia para garantizar derechos civiles, mientras que en 2006 en Cuba se presentó una propuesta que incluye una reforma al Código de Familia (vigente desde 1975) para el reconocimiento de la figura de la “unión legal”, que no ha llegado a prosperar.
En Paraguay no está permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo, algo que los grupos de gays piden con mayor fuerza, sobre todo tras el reciente rechazo en el Congreso de un proyecto que veta el ingreso de homosexuales declarados en la Fuerza Pública (militares y policías).
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